Pesca de TIBURONES en Mar del Plata – Pesca deportiva
Pesca de TIBURONES en Mar del Plata – Pesca deportiva
Por JUAN MARTIN de YANIZ
La pesca en Mar del Plata – El Tiburón
A medida que la temperatura asciende, los peces emigran de sus refugios invernales para buscar aguas más propicias.
Las noticias que llegan de Mar del Plata confirman lo anterior. Los tiburones que se habían alejado por el frío, ya han hecho su aparición en esas aguas y se les ha pescado a fines de agosto y septiembre, con especialidad en la escollera sur y en la canaleta del Faro ya que su aprovechamiento en la alimentación es casi nulo y la industrialización de su cuero, en razón de la poca cantidad que se saca, sería muy reducida, esta pesca puede clasificarse como verdaderamente deportiva y beneficiosa. Es atrayente, y emocionante la lucha que presenta un tiburón, algunos de los cuales pasan los dos metros cincuenta, y alcanzan un peso de más de ciento treinta kilos.
En los albores de la pesca del tiburón, ésta se efectuaba con enormes anzuelos en los que la carnada era medio pescado; gruesas piolas cuya resistencia era desconocida, completaban el equipo. La caña de lanzar era desconocida y su aparición fue recibida con esa sonrisa de duda que no llegó a intimidar a los que se animaron a practicarla. Más extrañeza causó cuando se sacó un tiburón de más de tres metros con un hilo N.° 18. Ya no importaba la cantidad de hilo que el pez exigiera en sus corridas; los carreteles modernos almacenaban de trescientas a seiscientas yardas y la pesca se convertía en una lucha en la que generalmente vencía el más inteligente: el pescador. La sacada a tierra de uno de estos grandes ejemplares presenta sus dificultades y su tarea es ardua, pero el éxito que corona estos esfuerzos, los hace olvidar fácilmente ante el aplauso de los espectadores.
En los meses de agosto, septiembre y octubre se pesca el tiburón chico y a medida que se alejan éstos, hacen su aparición los grandes ejemplares que duran todo el verano para desaparecer con los primeros fríos de abril.
Fig. 1.- Pesca de TIBURONES en Mar del Plata – Pesca deportiva:
Dos campeones hay en Mar del Plata: uno es Victorio Assali; otro José Milanessi. El primero detenta el record de piezas cobradas, cerca de siete mil tiburones hasta la fecha. Su primera pieza la sacó en el año 1902, hace cuarenta años. Por lo que se ve, la pesca del tiburón es bien conocida en nuestra playa de mar. Hoy son muchos los que se dedican a ella y su número va en aumento cada año.
El paternóster usado consiste en un cable de acero de 1 metro y 20 de largo, dividido en dos partes, una de 80 cm. y otra de 40 entre las que se intercala un esmerillón triple, en el que se coloca una plomada chata de las llamadas reloj, por su forma redonda y aplanada.
Al final del tramo más corto va el anzuelo, que puede ser 10/0. La carnada más usada es corvina, pescadilla, lisa, anchoa, etc., que se cortan en filetes o trozos de regular tamaño. El tiburón tiene la boca grande y traga con facilidad. El hilo debe ser el N.° 15 o 18, mejor el 24, pero cualquiera de los tres puede resistir un tiburón, bien trabajado. El reel permite aguantar los tirones más bruscos, ya que su mecanismo está construido para poder ceder fácilmente evitando que se corte el hilo; sólo hay que recoger cuando se nota que el tiburón afloja y se vuelve hacia el pescador en su intento de cortar la línea con su múltiple dentadura, cuyo poder ya es bien conocido.
Pocos son los casos que se comentan sobre mordeduras de estos escualos, gracias a Dios, para bien de la enorme cantidad de bañistas que acuden tanto a nuestras playas como a las de la vecina orilla.
Sin embargo, el año pasado en la costa de Punta del Este (Uruguay) encontrándose nadando un conocido deportista argentino, fue perseguido por un tiburón cuyo largo, según las personas que presenciaron el acto, era superior a tres metros.
Inútiles fueron los esfuerzos del nadador por alejarse de él, e inútiles los gritos de los pescadores y amigos, en el deseo de asustar al animal para que se alejara. Este, de una dentellada, cercenó los cinco dedos del pie izquierdo. La narración del hecho es impresionante, pues revela momentos de angustia cuando por efecto del tirón, el nadador se sentía arrastrado por la fiera. Un bote que se acercó rápidamente ayudó al herido y lo condujo al muelle, donde fue curado.
El tiburón, cebado por el gusto de la sangre humana, fue visto dos veces después, siendo infructuosos los intentos de pescarlo mediante espineles que se colocaron en el sitio del accidente. La venganza no pudo ser realizada; además, su presencia constituía un serio, peligro para los demás nadadores.
Fig. 2.- Pesca de TIBURONES en Mar del Plata – Pesca deportiva:
Pesca de TIBURONES en Mar del Plata – Pesca deportiva, LA PESTE DEL AGUA:
Así se le llama al dientudo, cuya aplicación mejor, es servir de carnada para la pesca del pejerrey, especialmente el matungo.
Su carne es sabrosa, pero tiene tantas espinas que es bien conocido el dicho popular que asegura que el dientudo tiene espinas hasta en los ojos.
Sólo el deseo de comer pescado y esto cuando está bien frito y preparado en filetes, cuando su tamaño lo permite, hace que alguien se anime a comerlo.
El dientudo es voraz, bravo y salvaje; peleador sin ley, preparado para la lucha, dada su gran velocidad para nadar, lo que le facilita su acción para atacar, haciéndolo sin respetar tamaño del contrario.
Cuando está por atrapar a su presa denota una excitación en el movimiento de sus aletas pectorales, caudal y dorsal; también pareciera que afilara sus dientes abriendo y cerrando su boca hasta que por fin se lanza sobre su víctima sin fallarle Jamás su ataque. No es raro encontrar grandes bagres con las marcas de su clásica dentadura.
Está provisto de una gran abertura bucal que le permite atrapar fácilmente a sus piezas que generalmente son las mojarras o pequeños peces vivíparos, entre los cuales hace grandes estragos.
Hay tres especies que se diferencian por la forma y tamaño de sus escamas. Han sido estudiados en grandes acuarios, en los que se aclimatan fácilmente, siendo muy vistosos por el brillo de sus escamas y color plateado de su cuerpo.
También se le llama al dentudo, la guía del pejerrey, ya que aparece conjuntamente con él como si hubiera una relación de vida.
En el Paraná, en el verano, se pescan grandes ejemplares que pasan el medio metro y de un peso aproximado de un kilo.
Su pesca es deportiva, por la lucha que presenta para librarse del anzuelo, lo que consigue muchas veces. Es fácil clavarlo cuando se trata de sacar dorados en esas tardes calurosas en que sopla viento norte y río bajando fuerte. Pareciera ser la hora en que se acerca a los juncales de la orilla, persiguiendo a las mojarras.
El pescador de caña no puede ocultar su odio hacia el dentudo, pues al sacarlo lo mira con rabia, porque es el causante de que sus anzuelos permanezcan continuamente sin carnada.
Los dentudos más grandes cortan fácilmente las tanzas como si su boca fuera una filosa tijera. Aseguran los ictiólogos que este pez es portador de un parásito, el que se aloja en la lengua o en la bóveda palatina. Parásito y pez viven en perfecta unión y aseguran que si se le retira el parásito, el pez muere irremediablemente. Este’ pez desova en primavera, ya que en agosto se pescan hembras repletas de huevos.
Fig. 3.- Pesca de TIBURONES en Mar del Plata – Pesca deportiva:
Pesca de TIBURONES en Mar del Plata – Pesca deportiva, PEJERREYES Y DORADOS:
Como se van los primeros y ya aparecen los segundos, es conveniente afilar los anzuelos, recorrer las líneas, verificar si los anzuelos oxidables no han dañado las empatilladuras. Más vale reponerlos que perder una buena pieza que a buen seguro no volveremos a sacar.
30 de agosto de 1942, fecha promisora de futura pesca de verano, pues fue el día en que clavamos el primer dorado de la temporada, encontrándonos fondeados frente a la escollera de San Isidro, tratando de sacar algún pejerrey que variara la larga lista de bagres y dientudos en las líneas de semi-fondo. La elevación paulatina de la temperatura ha traído como consecuencia la aparición de estos simpáticos como deseados ateces.
Anzuelo de pejerrey y lombriz como carnada, dieron como resultado un dorado de un kilo y medio. El mes de agosto fue malo para la caña; en cambio rendidor para el espinel, y son muchos los que lo utilizan en la avenida Costanera, desde donde -los porteños se asoman a nuestro río.
Será poco deportiva, al decir de algunos, la pesca con espinel, pero puedo asegurar que como ejercicio es muy superior a la caña. Y sino, que lo diga quien trabaja con tres o cuatro de ellos; ya de fondo o flote y tiene, que encarnarlos continuamente porque los dientudos y las mojarras hacen de las suyas.
El aficionado Luís Casartelli, que es un hábil pescador de espinel y asiduo concurrente a La Costanera, emplea un espinel de su invención y que le sirve de guía para un mayor éxito en la pesca de la “flecha de plata”.
Este espinel es al mismo tiempo de flote y de fondo, para lo cual, después de la parte flotante, coloca un pequeño peso y luego los anzuelos de fondo y por último la pesa que le sirve para lanzarlo. El espinel forma en el agua una línea quebrada. A la hora lo recoge y, según sea la suerte de cada uno, dedica sus actividades al fondo o a flote.
Independiente de esto, lanza tres espineles: uno de flote con varios corchos para que se mantenga bien en la superficie; otro con sólo una boya en cada punta para que el centro quede entre dos aguas y por último un tercero a fondo. Y es así como el amigo Casartelli jamás vuelve a su casa sin una abundante cosecha de pescado fresco.
Y volviendo al taller casero, fácil será encontrar tres o cuatro corchos de botella de sidra, los que pondremos a hervir hasta que adquieran su tamaño primitivo. Los dejaremos secar y usando papel de lija les redondearemos los bordes y mediante un alambre de cobre o acero inoxidable los atravesaremos en su parte central rematando en un extremo un aro no muy grande. En el otro extremo ya, colocaremos un esmerillón de regular tamaño, un número uno, triple. Para la madre y las tanzas usaremos piola genovesa o piojín de algodón retorcido número 24. Los anzuelos podrán ser 4/0 o 5/0. Para evitar que el dorado corte el piolín, entre éste y el anzuelo se colocará un trozo de alambre retorcido de 15 cm. de largo, del que se emplea para colgar cuadros y que es bastante flexible y fuerte. La distancia entre boya y boya será de un metro y la profundidad de las tanzas 80 cm. Cuatro o cinco anzuelos son suficientes, ya se le mantenga a popa de un chinchorro o bote o se le tire desde un muelle.
En la pesca de verano es muy interesante el uso del barrilete, ya se trate del dorado o del pacú, los cuales se pueden intentar conjuntamente, alternando carnadas.
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