Estudio de Suelos – Como hacer un ANALISIS DE SUELOS o Tierra

Estudio de Suelos – Como hacer un ANALISIS DE SUELOS  o Tierra

Por el Técnico químico industrial AMERICO CHIESA

Ideas para Ganar Dinero.

Hasta mi mesa de trabajo, llegan los amigos hobbistas con toda clase de solicitudes. Entre los pedidos más reiterados, se encuentran aquellos que piden les indique la forma de practicar un análisis de tierras.

Como considero que el tema es de interés no sólo para, estos, sino para muchísimos otros lectores de “HOBBY”, me aparto un poco del motivo de esta sección para poder complacer a los que me han pedido en forma tan amable como reiterada, en la seguridad de que el presente será del agrado de todos ya que, si bien no constituye una industria en el sentido estricto de la palabra, puede constituir una fuente de ingreso para los que se especialicen en la práctica del mismo, ya que, por una cierta suma que dejo a criterio del interesado, puede efectuar dicho análisis a sus vecinos o amigos que no deseen tomarse la molestia de practicar su propio análisis o no tengan a mano elementos más indispensables.

Ahora, a trabajar.-

Las tierras contienen, entre otros, los siguientes elementos, siempre combinados y formando diversos compuestos: azufre (formando sulfatos, por lo general de calcio o yeso), calcio, cloro (en forma de cloruros), fósforo (como fosfatos), hierro, magnesio, manganeso, silicio (en forma de sílice o arena), sodio, etc.

También contiene, en proporciones elevadas, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno. Este último, especialmente, es de sumo interés investigar cuando se trata de tierras para cultivos. Se puede presentar en tres formas: amoniacal, nítrico u orgánico.

Toma, de las muestras.-

No es sencillo tomar las muestras para un análisis (cualquiera sea éste), revistiendo este acto suma importancia. Es lógico pensar, que un análisis debe darnos resultados “promedios” de un terreno, ya que si efectuamos el mismo en un punto puede darnos resultados muy distintos a otro proveniente de una muestra tomada en un lugar muy cercano.

Comenzaremos por hacer pozos de más o menos 50 centímetros de lado y de una profundidad variable (entre 30 y 40 cms.). Perfectamente cortada y limpia la pared del corte, se da otro corte de más o menos 15 centímetros de cuadro y por toda la longitud de la profundidad. Es decir que se tendrá un trozo del terreno de forma Poligonal de 15 x 15 por 40. Esta tierra se coloca sobre una chapa de metal escrupulosamente limpia.

Se efectúa el mismo trabajo en cuatro o cinco puntos distintos, según sea la extensión del terreno y se lleva toda la tierra hasta formar un montón. Se mezcla bien y se toma de ella una cantidad, por ejemplo 100 gramos y se lleva a. estufa calentada a 100/105° C. dejándola durante un par de horas. Se pesa y anota el peso. Se vuelve a la estufa durante un cierto tiempo y se vuelve a pesar. Se repite la operación hasta obtener dos pesadas iguales. La diferencia de peso representa el agua perdida.

La arena (silicio) se investiga del siguiente modo:

De la tierra desecada anteriormente, se toman 50 gramos exactamente pesados, se reduce a polvo fino y se trata con agua destilada en un vaso de precipitación de 200 centímetros cúbicos de capacidad. Con una varilla de vidrio se agita todo y se deja reposar una hora más o menos a fin de que la arena, más pesada, vaya al fondo del vaso, quedando en suspensión la arcilla y demás materiales. Se decanta con precaución para que no pase ni un solo granito de arena y el residuo se vuelve a tratar con agua. Se repite la operación varias veces, dejando decantar el líquido, hasta que el mismo aparezca completamente transparente, señal que no queda ya nada más que arena. Se decanta, se evapora el agua y luego del desecado en la estufa, se pesa. Este peso lo multiplicamos por 2 y obtendremos el peso, por ciento, de sílice.

El agua que se utilizó para los lavajes anteriores se junta toda y se filtra sobre papel de filtro tarado.

Si no se puede obtener papel de filtro para análisis tarado, se adquiere papel de filtro común en cualquier casa del ramo. Se colocan dos o más hojas juntas y se cortan, todas al mismo tiempo, de forma circular, de más o menos 15 centímetros de diámetro.

Esto tiene por objeto obtener que todas las hojas sean exactamente iguales. Se toma una de ellas, se le hacen varios dobleces y se coloca en una capsulita de porcelana la que previamente habremos pesado exactamente luego de un perfecto lavaje con agua destilada y desecación en estufa.

Se coloca sobre una llama de pico de gas o calentador común a kerosene y se calcina, es decir, se calienta hasta que no quede nada más que cenizas blancas.

Esta calcinación tiene por objeto averiguar las “cenizas” provenientes del papel.

La capsulita con las cenizas se vuelve a pesar. El aumento de peso significará el peso de las cenizas. (Si al peso de la cápsula con la ceniza – segunda pesada – le restamos el peso de la cápsula sola – primera pesada – tendremos el peso, por diferencia, de la ceniza).

Volvamos al análisis.

Se había dicho que las aguas de lavaje se juntaban y filtraban. El residuo que queda en el filtro se considera contiene nada más que arcilla y materia orgánica. El papel de filtro que contiene el depósito se deseca a estufa hasta dos pesadas iguales. Se anota este peso y oportunamente se le deduce el peso del papel de filtro (no el de la ceniza). Este peso representará el peso de las sustancias insolubles o sea lo que nosotros consideramos como compuesto únicamente de arcilla y materia orgánica. Colocamos todo en una cápsula perfectamente limpia y tarada y calcinamos como en el caso anterior, con papel de filtro y todo. Al cabo de una hora más o menos, la masa negra que teníamos en la capsulita habrá tomado un color claro, (gris sucio), lo que nos indica que se habrá transformado toda la sustancia orgánica en anhídrido carbónico, gas volátil que se desprende.

Se pesa, se le resta el peso de la cápsula y el de la ceniza del papel de filtro que habíamos obtenido anteriormente, y tendremos: el peso de las sustancias no volátiles por calcinación que en este caso representan la sustancia mineral; y restando este peso del que obtuvimos al desecar la masa, tendremos la diferencia que es precisamente el peso de la sustancia que por calcinación se volatilizó, la sustancia orgánica.

Se deseca otra cantidad de tierra y se pesan exactamente 100 gramos. Se trata con ácido clorhídrico diluido hasta que cese la efervescencia. Este tratamiento se hace en frío. Luego que la misma cese aunque se le agregue ácido en exceso, se filtra y el líquido filtrado se lleva a sequedad en cápsula de porcelana y muy lentamente a fin de que el líquido no se proyecte.

Ya seco, se trata con agua destilada y filtra. El líquido que pasa contendrá todo el fosfato. Lo que queda es el sulfato de calcio.

Aunque parezca un poco complicado todo lo dicho anteriormente, no lo es si se ensaya prácticamente, es decir, si se hace el análisis. Lo que es necesario es tener paciencia en las filtradas y desecaciones y sobre todo ser muy prolijo, utilizar aparatos perfectamente limpios, lavados con agua destilada y pesar con exactitud. Demás está decir que se deben utilizar drogas puras.

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