Como hacer un LIQUIDO LIMPIA METALES
Como hacer un LIQUIDO LIMPIA METALES
Para conseguir esta fórmula se han gastado centenares de pesos y muchos días de trabajo en ensayos, análisis y experimentaciones. De manera que si se elabora de acuerdo con las indicaciones que damos se conseguirá un completo éxito y podrá usarse inmediatamente después de fabricado, pero es conveniente hacer notar que después de unas dos semanas de estacionamiento el líquido adquiere un alto poder. Actúa sobre los bronces y otros metales dándoles rápidamente y sin mayor esfuerzo, un brillo deslumbrante y de duración.
A la tierra de Trípoli pasada por tamiz doble cero para separar la parte gruesa de la misma y obtener un polvo impalpable, se le agrega luego la oleína (en su defecto puede usarse aceite de pata), y luego el kerosén y la nafta entreverados. Esta operación se puede hacer en un tacho de capacidad para unos 20 litros, y los ingredientes se remueven con un palo. A continuación, por medio de un caño de goma de los usados para las cocinas a gas, se pone en comunicación la bombona de amoníaco gaseoso por un lado y por el otro se une a un tubo de vidrio que se introduce en el líquido en preparación donde el amoníaco se hace burbujear durante unos 7 a 8 minutos.
El amoníaco gaseoso a utilizar es el que se usa en la industria del hielo (el amoníaco común en solución acuosa no sirve).
Terminada esta operación, el líquido está listo para su uso, pero en general los fabricantes que lo elaboran para la venta, a fin de no hacer su manipulación desagradable por el olor del kerosén y la nafta que contiene, como así también por el amoníaco que suele predominar, le agregan por cada diez litros unos 100 centímetros cúbicos de esencia de mirbana (nitro benzol), que le comunica un olor agradable de almendras amargas, siendo además una esencia de poco costo. También puede usarse el acetato de amilo que le da olor a peras.
Como podrá apreciarse, la fabricación es muy sencilla y puede llevarse a cabo en escaso lugar. Su manipulación no ofrece ninguna dificultad y sólo requiere manejar con mucho cuidado la llave del amoníaco a fin de que el gas no salga en forma violenta, sino suavemente. El amoníaco es tan sumamente soluble en los líquidos que al desprenderse las burbujas en la preparación apenas se hace perceptible en el ambiente.