Como hacer un TALLER dentro de un ARMARIO
He aquí una idea que gustará a los aficionados a los trabajos manuales que no tienen espacio para armar su taller, quienes podrán ponerla en práctica sí disponen de un “placard” embutido en la pared, o en caso contrario, preparándose ellos mismos uno de tipo movible, como un armario .
La perspectiva adjunta da la disposición completa de este pequeño taller para aficionado, que se podrá arreglar de acuerdo al gusto del propietario, con tal de que se mantenga la disposición del banco, que debe estar en condiciones de plegarse y desplegarse fácilmente.
No daremos las dimensiones, que tienen que variar de acuerdo al placard de que se disponga; si éste fuera muy alto, el banco de carpintero podrá alargarse; si fuera muy ancho, se podrán colocar a los dos lados del banco varias filas de soportes de herramientas, casilleros, estantes, o cajones, destinados a guardar los clavos, tornillos, ganchos, etc.
La parte inferior del plaeard estará destinada a las herramientas de mayor tamaño, como sierras, serruchos y garlopas. Aún la puerta será utilizada, y se fijarán en ella ganchos de los que colgarán las reglas y escuadras, así como un anotador. También sería conveniente colocar en ella una lámpara eléctrica, cuyo cordón deberá disponerse convenientemente para que no se presenten inconvenientes al abrirla y cerrarla.
La figura 1 muestra la instalación hecha en un placard de tamaño mediano, de 2 mts. de alto por 40 cms. de profundidad y 75 u 80 cms. de ancho, lo que ha obligado al constructor a colocar el banco sobre un lado, que en este caso es a la derecha, de modo que se le puede levantar y bajar sin rozar las herramientas, que han sido colocadas a la izquierda.
Los dibujos 2 y 3 indican el funcionamiento y construcción del banco. Las partes están designadas con las mismas letras en ambos croquis. Las líneas llenas, tanto en el corte de perfil como en la elevación de frente, (figuras 2 y 3 respectivamente), muestran el banco en posición de trabajo, mientras que las punteadas le enseñan replegado contra el fondo del placard.
Las patas posteriores B son fijas y van sólidamente atornilladas en la parte superior y en la inferior sobre fuertes traviesas T, TJ cuidadosamente colocadas sobre el fondo del placard. El espesor de éstas debe ser igual al de la tabla del banco, por las razones que explicaremos más adelante. Las patas delanteras A, A, son articuladas, acopladas entre ellas por una traviesa R, de posición inferior. El plano del banco está articulado sobre las patas fijas B y las movibles A, por medio de robustas bisagras provistas de tornillos fuertes y largos. Cuando se rebate el banco para servirse de él, las patas A tocan el suelo y se mantienen en posición vertical por medio de dos ganchos de hierro que parten de la cara inferior del plano del banco y en un mismo punto situado sobre la línea media del mismo ¡ estos ganchos se aseguran en unas arandelas, tan sólidas como ellos mismos, colocadas sobre las patas A, a una altura conveniente, que resultará del largo que tengan; este sistema dará al banco una estabilidad perfecta (véanse las figuras 2 y 3).
Para guardar el banco en el placard no hay más que soltar los ganchos y levantar la tabla contra el fondo; al hacer este movimiento, el borde anterior del banco describirá la curva marcada en la fig. 2 en la línea de puntos. Con este cambio de posición si las bisagras están bien colocadas las patas A vendrán a ubicarse paralelamente a la cara inferior del banco, contra la que se apoyarán. El gancho K mantendrá todo el conjunto contra la pared. El constructor deberá estudiar la mejor posición para ubicar este gancho, así como la de la arandela que le recibirá.
Veamos ahora por qué el espesor de la traviesa T debe ser idéntico al de la tabla; si fuera menor, el plano E no podría de ningún modo colocarse contra el fondo del placard, quedando truncado sobre C; si fuera mayor, formaría un triángulo con dicha traviesa E y con la pared, ocupando un espacio mayor que inutilizaría.
Una vez replegado cómodamente el banco contra la pared, se van utilizando los espacios que quedan disponibles en la forma conveniente para cada caso, con cajones, estantes y soportes especialmente preparados para las herramientas. En poco tiempo puede transformarse el mueble o el placard en un tallercito con todo lo necesario para el trabajo del aficionado, y cuando se desee dejar la tarea, pocos minutos bastarán para hacer desaparecer todo vestigio de él, que también puede quedar cerrado bajo llave, si su dueño así lo prefiere.