Estamos sobre la época en que podemos preparar los ajíes para tener la provisión anual de este rico aditamento para asados o pucheros.
La preparación es muy sim­ple y resulta sumamente barata. Además, no precisa elementos especiales, con excepción de un pesa lejías, que se puede adqui­rir en cualquier casa que venda artículos para química y cuesta solamente un par de pesos. Y ahora, vayamos a la elaboración.
Se adquiere en un mercado una cantidad prudencial de ajíes para vinagre, que no sean pican­tes (unos trescientos, o más, se­gún sean nuestras necesidades).
Una vez en posesión de éstos, se eligen uno por uno, apartando los picados, rotos o machucados, y se les recorta el pedúnculo dejándolo de un largo no mayor de medio centímetro.
Por fin se lavan muy bien a fin de librarlos de toda tierra o suciedad que tuviesen, y se po­nen a escurrir en un colador grande o cedazo.