Como hacer – CONSTRUCCION de un TORNO de ALFARERO (2 de 2)
El volante es una de las partes vitales del aparato. Debe ser sólido, de construcción pesada y estar bien asegurado al eje por medio de chavetas u otros sistemas. Dentro de ciertos límites, cuanto más pesado sea resultará más regular y fácil el trabajo de la rueda, pues aquél proporciona el impulso y mantiene a la rueda superior en rotación uniforme y constante. El diámetro real del volante no tiene mayor importancia, siempre que no sea demasiado pequeño para que el cigüeñal trabaje bien; el factor decisivo es su peso. Para su construcción puede aplicarse cualquier tipo de rueda; resultaría ideal una vieja polea de hierro, o una rueda de carretilla. O bien podría fraguarse un modelo especial en concreto.
El volante gira por medio de una biela combinada con el ala del eje vertical; esta biela no necesita indispensablemente ser metálica, bastando para ello un buen pedazo de madera pesada.
El pedal, barra, palanca, o como prefiera llamársele, al que se une la biela metálica o de madera, se hace con una sólida tabla pivoteada por una punta a la parte inferior de la mesa y sostenida por medio de una varillita de hierro — o un alambre grueso—, cuyo extremo superior se fija luego a la traviesa superior de la mesa, como se ve en la figura 1. Esta varillita o alambre queda ligeramente floja.
Fig.- Como hacer – CONSTRUCCION de un TORNO de ALFARERO (2 de 2)
Es de necesidad extrema proporcionar cojinetes de algún tipo a las puntas del eje; así como a la biela en su punto de unión con el cigüeñal. Para esto pueden servir piezas lisas de latón o de bronce fosforoso, pero las cosas se simplificarán mucho con los comunes soportes de metal blanco. Aunque las primitivas ruedas de alfarero carecían en absoluto de estos accesorios, si se consiguiera un par de ellos, del tipo a bolilla, se mejoraría mucho todo el conjunto y la construcción en general.
Una medida conveniente para la tapa de la mesa sería de 75 cm. x 45 cm., con una altura de 75 cm., a contar desde el suelo; pero esta última puede adaptarse a la estatura del operario que utilizará el aparato.
Es conveniente terminar el proyecto atornillando, o uniendo de otro modo, unos listones de 15 cm, dé ancho en todo el contorno de la mesa, de modo que la rueda gire en el interior de una especie de bandeja, como el plato de un combinado. Es un detalle que no resulta indispensable, pero sí práctico para facilitar el trabajo de modelado y para evitar que se desparramen los pedacitos de material que se desprenden del torno o rueda
Obsérvese que la mesa de tres patas está diseñada de manera que el operario puede sentarse cómodamente ante uno de los lados, apoyando las piernas en los otros dos. Esta comodidad de poder trabajar sentado es una gran ventaja que no se logra tan fácilmente con el modelo de cuatro patas, aun cuando ésta, por su parte, puede resultar más fuerte. La rueda es accionada empujando la barra hacia adelante y hacia atrás, únicamente sobre un plano horizontal, y no de arriba hacia abajo.
Para facilitar la operación, el ala del eje vertical debe ser bastante profunda; por lo menos, digamos, de 10 ó 12 cm. Se inicia la rotación del volante empujándolo con la mano en dirección contraria a las agujas del reloj, y trabajando luego con la barra, que se acciona con el pie can un empuje rápido, continuado y de presión uniforme. No será difícil adquirir ese golpe, rítmico, con el cual el volante, así que toma impulso, seguirá moviéndose casi por sí mismo. La uniformidad y la facilidad de la rotación de la rueda;—que depende de la del volante— son cuestiones vitales para la corrección de funcionamiento del aparato, y resultan del cuidadoso montaje, de la provisión de soportes o cojinetes de tipo adecuado, refinamientos cuya elección queda librada al juicio del lector.
Un torno — rueda de alfarero — de este tipo permite velocidades de rotación controlada en un margen que varía de las 80 r.p.m. hasta las 500 r.p.m., que es lo que se necesita para la mayoría de los trabajos de alfarería y modelado realizados a mano.